lunes, 18 de mayo de 2009

ALVARO MARTIN RAMIREZ

20 comentarios:

Alvaro Ramirez dijo...

Libro: Las aventuras de Sherlock Holmes.

Que tal…. Pues el libro que ley fu el de sherlock Holmes esta interesante ya que narra varios casos que decide investigar. Este libro es un tanto como de misterio y drama ya que el libro no es predecible, a mi punto de vista.
Me gusta como narran las aventuras, ya que es de una forma que te ínsita a que sigas leyendo para saber lo que va a pasar después.
A pesar de que es un libro muy trillado esta bueno ya que tiene un no se que, o mas bien tiene algo que te engancha a las historias por que te lo imaginas de una forma tan real que llega un momento que vives lo que pasa en la historia.
Una de las historias que más me llamaron la atención fue la de El misterio de Boscombe Valley. Si quieren entretenerse un rato les recomiendo que lean este libro esta bueno. Hasta pronto………… Saludos

Alvaro Ramirez dijo...

Psicotico

No estoy muerto no se que es todo esto? Una visión un tanto absurda, aunque importante, ya que debería estar muerto. La impresión que me había producido algo totalmente desconocido consiguió hacerme sentir estremecer. Debió de tratarse de una especie de sobrecarga eléctrica que hizo que se iluminara todo
mi cuerpo, desde la cabeza a los pies como si fuera un lluvia de fuegos artificiales. Mi cerebro no dejaba de repetir: no estoy muerto, no estoy muerto, no estoy muerto pero al final tuve que acabar por convencerme a mí mismo de que así era. Primero abrí un ojo, después el otro y poco a poco fui recobrando el conocimiento. Hacía frío y estaba oscuro no sabia donde me encontraba en ese momento. Me llegaba un olor putrefacto y húmedo. De repente empecé a sentir un fuerte dolor de cabeza. Sí, estaba atrapado dentro de una cisterna, llena de desechos, mi cuerpo estaba tenso y retorcido, y mi respiración se
asemejaba a la de un niño recién nacido. Mi mente estaba muy alterado y cualquier intento de producir un pensamiento coherente hacía que el dolor de las sienes empeorara a cada segundo que pasaba . ¿Por qué me estaba pasando todo esto? ¿Qué es lo que podía haber sucedido? Recuerdo el shock y nada más; solo aquel shock tan intenso que paso por todo mi cuerpo. Ni siquiera la preocupación conseguía hacerme olvidar el dolor tan fuerte que sentia. Pensé en incorporarme pero enseguida me di cuenta de que no
era una buena idea así que trate de tocarme la cabeza, una tarea relativamente sencilla. Mano izquierda arriba y después la derecha pero no sucedió nada. En ese momento, me di cuenta de que no podía mover los brazos que estaban totalmente inmoviles. Traté de mover los pies, los dedos de las manos, la cadera, los dedos de los pies, la nariz, las orejas y el cuello, pero ninguno de
ellos obedeció las órdenes de mi cerebro. Estaba completamente paralizado.
Mi pulso se estaba acelerando y cada segundo que pasaba dentro de hay se convertía en una hora, me pregunté qué sucedería si dejase de respirar.
¡Vaya pregunta! me dije a mi mismo. Aquella pregunta no encerraba ningún misterio solo que pasaría lo mas común moriría. Mi cerebro al paso del tiempo se atrofiaría como una flor marchita y el conocimiento que tanto me había costado recobrar se transformaría en algo espantoso a medida que me aproximara a no poder salir. El pánico se estaba apoderando de mí por momentos y no sabia que podría pasarme. Comencé a hacer un pacto desesperado con un Dios irreal que acababa de crear en mi imaginación a consecuencia de lo que me estaba sucediendo. Por favor pensé no me dejes morir aquí. Quienquiera que seas, si puedes oírme, haz que me levante de este lugar, haré lo que me pidas pero sacame. Te daré todo lo queme pidas... Bueno... ¿Bueno qué?¿Qué podía ofrecer yo a ese Dios? Nada no contaba con nada de valor. No sabía nada y, por lo tanto, no tenía absolutamente nada. Por no saber no sabía ni mi nombre mi mente estaba totalmente en blanco. Está bien, calmate si bien
todos los rompecabezas tienen piezas entonces ¿por qué no lograba recordar las partes de este? De repente, caí en una nueva suposición: daño cerebral. Dos palabras en las que no quería ni pensar ya que implicaban algo aterrador para mi. Después de todo una parálisis no tenía por qué ser
consecuencia de una vértebra rota o algo por el estilo podría haber olvidado simplemente cómo moverme al igual que había olvidado las demás
cosas me repetía a mi mismo una y otra ves.

Alvaro Ramirez dijo...

No te tires de aquel puente todavía. Si has sido capaz de olvidar,
también serás capaz de recordar. Ese soy yo siempre mirando el lado positivo de las cosas. Me aferré a esa esperanza y a la lógica, así que
esperé a ver si conseguía recordar algo aunque fuese lo mas minimo con tal de hallar una salida a esto, y esperé. Y continué esperando. No pasa nada, tranquilízate, no te pasa nada, así que tranquilízate de una ves.

¡Maldita sea! era incapaz de calmarme. Esta sensación estaba
acabando conmigo ahí atrapado, de cualquier manera,
inútil y patético y quién sabe por cuánto tiempo. No soy ningún
bicho raro que pierda el control fácilmente, pero cuando se me
priva de algo me invade un delirio que hace que
me vuelva completamente loco. De repente pensé en otra
posibilidad: ¿Loco? Es posible; ¿completamente? Yo diría que no.
Pero ¿delirando? ¿Es posible que estuviera delirando en estos
instantes? Estaba histérico, seguro, pero tampoco es que tuviera muchas
ganas de reírme. ¿Es posible que estuviera soñando? medio despierto,
con los ojos abiertos, el cuerpo todavía adormecido, contemplaba
mi parálisis ¿Es posible que pudiera estar experimentando
un estado hipnótico? Lo más probable es que estuviera siendo víctima de mi subconsciente. Los grillos estaban molestándome con el ruido que provoca
el roce de sus alas delanteras. Existe una fórmula para los
grillos de la misma manera que hay fórmulas para todo. No me
refiero a su fórmula genética, sino más bien a su fórmula
termométrica. El canto de los grillos va disminuyendo en intensidad
a medida que baja su temperatura (cantos emitidos por
minuto / 4) + 40 = número de grados Fahrenheit. Conté un canto
por segundo, lo que arrojó la cifra escalofriante de 55 grados
Fahrenheit corporales. Era totalmente increíble; podía recordar cosas así y, sin embargo, era incapaz de recordar mi identidad e incluso cómo moverme. ¡Qué extraño¡ pensé.
A medida que los grillos continuaban burlándose de mí con sus
canciones comencé a escuchar otro sonido, se trataba de
un gemido lejano, apenas perceptible por el oído aunque cada vez
se iba haciendo más y mas intenso. De repente como si acabara de caer
una bomba, las reglas cambiaron.
Escuché un pum alto y claro y mi cuerpo pudo moverse de
nuevo, era como si alguien hubiese encendido la luz, me puse en pie inmediatamente. Mi cuerpo no estaba entumecido no sentía ningún dolor. Mis
terminaciones nerviosas volvían a estar vivas, sentí que un hormigueo se extendía por toda mi columna, brazos y
piernas, y la sensación de aturdimiento comenzaba a desaparecer.

Fue entonces cuando me di cuenta se trataba de una alternancia de dos luces, rojo verde- rojo-verde-rojo-verde, que brillaban como dos molestas luciérnagas.
Pensé que debía de estar bajo los efectos de alguna droga.
—Márchate de este lugar —me dije pero mi voz sonó extraña. Decidí
Tomar mi chamarra la doblé y la arrojé sobre aquella luz para que dejara de verse pero, sin embargo, el efecto no fue el esperado, siguió encandilado,

Alvaro Ramirez dijo...

Rojo-verde-rojo verde- rojo-verde una y otra vez. Era como tener enfrente un sol. De repente, otra luz se encendió al lado de
la primera parpadeando en amarillo-azul-amarillo-azul amarillo-azul.
Me precipité sobre ella para ver de que se trataba pero aquellas dos luces marcaban el ritmo al que me movía conforme me acercaba.


Poco después se escuchó una voz tenue a mi alrededor apenas
podía entender lo que decía. Su intensidad permaneció durante un buen
rato, alta-baja-alta-baja-alta-baja. Tan solo logré escuchar: «ex...i... ar ver... int... urge... re esriiiiiiii» ¡Qué absurdo resulta todo esto! pensé.
—¡Se acabó! —advertí a quienquiera que estuviera escuchando,
los grillos o aquel dios irreal que me había devuelto la
movilidad de mi cuerpo, pero nadie respondió y lo que es
peor, la oscuridad volvió a invadir el lugar. La negrura impenetrable me incitaba a pensar en darme por vencido. Era como si a la luna se la hubieran comido
las nubes. Comencé a rebuscar en mis bolsillos y saqué un encendedor de acero inoxidable y media cagetilla de cigarros. El olor me resultaba
extrañamente familiar así que me dispuse a sacar uno y colocarlo
en mi boca, suave aromático, incitante, un momento de sensatez.
Lo encendí y le di unas cuantas fumadas con la intención de relajarme.
—Me gustan los cigarros — Está bien, ya sé algo sobre mí, algo real y que no puede ser borrado de mi mente. Si consigo experimentar unas cuantas situaciones como esta seré capaz de tener más pistas que me permitan seguir
avanzando. Una vez logré tranquilizarme, seguí navegando en mi mente,
pero no conseguí que aflorara ningún otro recuerdo. ¿Qué sabía
hasta entonces? 1) Sabía que era una persona joven alrededor de los 18 años. 2) Era estudiante o algo similar. Tenía que aprender
cosas, sobre todo las cosas importantes y tenía que tratar de
aprenderlas de memoria.
Una vez apagado el cigarrillo, me refregué las manos en los
pantalones y seguí caminando. De repente en una abrir y cerrar de ojos estaba fuera de ese lugar, atravesando un campo de maíz y un
bosque hasta que llegar a una carretera desierta, usé el encendedor
como linterna y comenzó a llover, primero unas gotas y luego de
forma torrencial. A continuación escuché un sonido vibrante que me indujo a pensar en mi cuero que se encontraba atrapado en aquel lugar y me di la vuelta, pero solo pude ver la llama del encendedor.
— ¿Quién está ahí? —grité, a la vez que forzaba la vista para ver a mi alrededor de nuevo, no hubo respuesta. No había nadie excepto yo y mis paranoicas ideas. Me precipité en la otra dirección. Estaba frío, mojado, mirando pordoquie pero nada pasaba. Seguí caminando
por la carretera hasta bajar una cuesta que me condujo a una
calle cortada. El recuerdo de las catedrales góticas se iluminó en
mi mente como si fuese un relámpago y entonces vino el trueno.
Me di cuenta de que me encontraba delante de una mansión de
piedra. Me parecía impresionante a la vez que espantosa y de algún modo también familiar.
Conozco esta casa, pensé no sé cómo, pero la conozco. Unas gárgolas picaronas me miraban, como si les debiera dinero me pareció un tanto gracioso

Alvaro Ramirez dijo...

pero no les tome tanta importancia, así que centré toda mi atención en la enorme puerta de madera.
Estaba hecha de roble con numerosas cerraduras que se
Amontonaban en uno de sus lados. En la parte de arriba, en el
centro exacto, sobresalía un relieve diminuto: un grabado del sol y la luna.
Observé que no había ningún lugar para introducir la llave, lo que me pareció extraño.

Toqué un lado de la luna y la empujé hacia dentro con
cuidado, pero no sucedió nada, así que tuve que empujar un
poco más fuerte. Unos instantes más tarde, comenzó a abrirse
en el sentido de las agujas del reloj siguiendo una trayectoria
circular y girando hasta ocultar el sol. La puerta se abrió después de haber escuchado ocho sonidos. Ocho candados. Debe de haber una razón para que sean exactamente ocho. Empujé el picaporte y cuando ya estaba casi dentro me pregunté si debería haber llamado primero.
La oscuridad del exterior dio paso a un interior cálido y
confortable. Sofás lujosos, tapices, cuadros, una mecedora, aquella fachada fría de aspecto sombrío había sido diseñada para ser contemplada y admirada. Sentí cómo mis dientes chirriaban, lo que me hizo pensar ¿Por qué chirrean mis dientes? Es un tanto extraño si es algo que no me gusta hacer, en eso vi una horrible silueta en el reflejo de una de las grandes ventanas de la mansión y me dije ¡qué demonios parezco! Necesitaba un espejo.
Entré en todas las habitaciones con la intención de encender las
luces. Apreté los interruptores, pero no sucedió nada. Debía de
haber un sistema eléctrico en aquella casa aunque, obviamente, había que cambiar los fusibles. Mi encendedor lanzaba chispas, así que lo apagué. Me quedé completamente a oscuras y traté de permanecer inmóvil con la
intención de no rozar ningún objeto, especialmente aquellos
que tenían algún borde afilado. Después de pasar al lado de una
mesita de café me llevé ambas manos hasta una de mis rodillas
y me mordí el labio. Al llegar a la cocina me resbalé, lo que ocaciono un a gran trifulca. Me enderecé y traté de orientarme de nuevo. Comencé a
buscar en los cajones como si estuviera desvalijando aquel
lugar no, no, no solo busco algo para protegerme. Cogí un cuchillo y agarrándolo con fuerza, lo agitaba varias veces en el aire. Lo tenía bien sujeto, pero eso no me hacía sentir seguro.
Mire que había una escalera de caracol que llegaba hasta el

Alvaro Ramirez dijo...

piso de arriba. Subí por ella y miré hacia abajo ¿Dónde esta la
habitación principal de la casa? Una gota de sudor recorrió en mi frente y entró en mi ojo, mi estómago se revolvió, si no tuviera otra elección, si me fuera en
ello la vida, ¿mataría por ello?. Espera, pensé. ¿Matar a quién? Estás paseándote por la casa de un desconocido con un cuchillo en la mano, ¿estás loco? Entonces entendí todo. ¿Por qué está muerto Lázaro? Porque yo lo maté. De algún lado surgió la imagen de un objeto metálico. Entonces
pude ver cómo Lázaro se caía porque perforé una de sus
arterias y comenzó a desangrarse y le dejé morir. Pero tuve que hacerlo. Se trataba de él o de mí. ¿Sucedió realmente así? ¿O se trataba tan solo de lo que yo quería que hubiera sucedido? Abrí una puerta y la empujé suavemente con el codo... Había luces fluorescentes, candelabros con velas encendidas y
lámparas de lava. Aquel resplandor me hizo entrecerrar los ojos y dar varias vueltas; parecía que estaba tratando de capturar al dueño de aquella mansión. Pero nadie esta a la vista. Mi corazón seguía latiendo con fuerza. Dejé de agarrar el cuchillo con tanta fuerza, llené mis pulmones de aire y eché un vistazo alrededor. La habitación principal, aquí está. Parecía una habitación carnívora, pieles de animales; alfombras de piel; plantas frondosas exóticas una motiva decoracion con unas rayas de tigre extravagantes, una sucesión de naranja y negro. Mi mirada se dirigió hacia la cama de caoba. Era impresionante, en su cabecero podían distinguirse unas letras góticas que habían sido grabadas, parecían una declaración de orgullo. Ocho letras y una palabra: «Hallowen». Confieso que sentí una especie de escalofrío cuando leí aquella inscripción, aunque no logré saber el motivo. Si esa era mi cama,
me parecía tan poco familiar como las demás cosas que se
encontraban en aquel lugar. Me sentí como un intruso, como Ricitos de Oro en el Infierno. ¿Hallowen? ¿A qué podría referirse esa palabra? Toqué las sábanas con la esperanza de que estuviesen calientes, pero no era así. Sentí un deseo incontrolable de meterme en aquella cama y dormir un poco. En vez de eso, me dirigí al cuarto de baño contiguo, me lavé la cara y me dispuse a observar mi imagen en el espejo, sin embargo, no reflejó imagen alguna. No se cual sea el motivo de que no me pueda ver en el espejo…..

Estuve mirando fijamente durante un buen rato, pero el espejo
se empeñó en declararme invisible. Sin embargo, no lo era; podía
ver mis manos, mi ropa y mis botas tan claras como el día, aunque
parece que para aquel espejo yo no existía, simplemente.

Alvaro Ramirez dijo...

Debía de haber una explicación razonable para ello. ¿En serio? ¿Qué te parece esto?: estás muerto. No es posible. Los cadáveres se reflejan en los espejos. Además, no estaba muerto, repito no me sentía como tal. ¿Acaso sabes cómo se siente un muerto? Ahora eres una especie de fantasma; bienvenido a tu morada. No podía atravesar las paredes. Entonces eres un vampiro condenado a vagar por la Tierra para siempre. ¿Yo, un vampiro? Eso es ridículo. Tengo la sangre tan roja como la de cualquier otro mortal. Tú asesinaste a Lázaro. No podía negarlo, aunque tampoco podía confirmarlo.

Comenzó a invadirme una terrible sensación de culpa, recuerdos
confusos; una mezcla de ficción y realidad. A pesar de imaginarme
a mí mismo como una persona agradable, parece que también había una especie de loco dentro de mí.
No, de ninguna de las maneras; una parte de mí insistía en que era inocente.
Llené el lavabo de agua, la cogí con ambas manos y me lavé
la cara de nuevo. Las gotitas comenzaron a deslizarse por mi
cara y cayeron de nuevo a la pila, formando una serie de ondas
a medida que se reencontraban unas con otras. Dejé de observar
este fenómeno y levanté la vista; aquello me pareció fascinante. En el espejo no se reflejaban las gotas. Se hacían visibles nada más al caer de mi rostro.
Agarré el cuchillo por la punta y lo arrojé. Se hizo visible una vez que lo solté. Lo volví a coger con cuidado y se hiso invisible de nuevo.
Parece que no era una persona muy reflexiva, tomé el cuchillo y lo acerqué hasta la luz, miré fijamente el agua y nada reflejaba mi imagen.

—Mataría por ser capaz de recordar algo —grité. Escuché el
timbre extraño de mi voz. Aunque no gracias al espejo, fui capaz
de determinar que era un varón de piel blanca. Toqué mi pelo y
arranqué un mechón de cabellos de llamativo color naranja.
Todo esto supuso un comienzo, no obstante mi rostro era, todavía un misterio para mí. Deslicé mis dedos suavemente sobre ella arriba, abajo, izquierda, derecha, alrededor, descubrí dos ojos, una nariz, labios, dientes, lengua, barbilla y orejas. Ninguna sorpresa. Traté de localizar algún tipo de cicatriz,
pero no había rastro de ellas, al menos físico. Se escuchó de nuevo una voz tenue procedente de la nada y que se mantuvo oscilando alta-baja-alta-baja-alta-baja: buaa... kalaa...sonju...muh... mis

Alvaro Ramirez dijo...

músculos se tensaron al instante — ¡Cállate! —grité. De una forma casi milagrosa, aquella voz cesó.
Quizá debería haberme alegrado por ello, pero no lo hice. De repente, unas letras comenzaron a desfilar desde un lado del espejo al otro, brotando como si fuesen estigmas. ¿TE PARECE ESTA UNA FORMA MÁS AGRADABLE
DE COMUNICARTE? Comencé a sentirme cada vez más furioso. — ¡Déjame en paz! —contesté. SI TE SIENTES ACORRALADO, TE PUEDO PROPORCIONAR ALGO DE INTIMIDAD.
Golpeé el espejo con mi puño. Lo hice hasta que no quedó ni rastro de ninguna de aquellas letras estigmatizadas, hasta que mis nudillos se quedaron en carne viva, hasta que el lavabo se llenó de sangre y de fragmentos de espejo, hasta que conseguí serenarme del todo. El silencio que se impuso a continuación
resultaba ensordecedor. La sangre caía de mis manos estaba empapado de sudor hice un terrible esfuerzo para no añadir lágrimas a esta combinación. No había nada detrás del espejo esperaba haber encontrado una puerta de acceso a otra dimensión, me hubiera conformado con una botella de tequila. Me puse a buscar un botiquín de primeros auxilios para cubrir mi mano con una gasa. Maldita sea, pensé. Permanecí sentado durante un par de minutos mirando fijamente mi mano vendada, víctima de todas las cosas que me estaban sucediendo luego me dirigí de nuevo a la habitación con su enorme cama de caoba, no había rastro de documento alguno que me permitiera saber quién era, ni tampoco una agenda o algo por el estilo. Tan solo algunos bienes personales costosos, como prendas de vestir con diferentes cortes y estilos, la mayoría de color negro, algunas naranjas y el resto de otros colores; algunas
baratijas y obras de arte. Nada a lo que se le pudiera sacar partido alguno; nada que pudiera resultarme útil. Me probé algunas prendas y me di cuenta de que eran de mi talla, no pude comprobarlo con un espejo pero me parecieron
bastante cómodas. Sin embargo, el hecho de que fuesen cómodas me hizo sentir verdaderamente incómodo, pelo de color naranja sobre la almohada. otra mala señal. Encontré medallones de plata dentro de un cajón; cada uno de ellos colgaba de una cadena de plata y representaba a uno de los principales arcanos del tarot; desde el Loco hasta el Mundo, los reconocí a todos. Cogí el medallón del Mago y lo colgué en mi cuello. No sé por qué lo hice; simplemente me lo hice.
Subí a trompesones el resto de las escaleras, armarios, habitaciones vacías y... ¡bingo!, la caja de los fusibles uff por fin

Alvaro Ramirez dijo...

creía que nunca las encontraría y seguiría con mi encendedor. Las pruebas e intentos fallidos hicieron que varias luces brillaran de manera intermitente, aunque no tuve que esperar mucho tiempo para tener luz en toda la mansión y recorrerla completamente.

Aquella casa resultaba extraña. Estaba diseñada para la comodidad de las personas y, sin embargo, carecía de lo indispensable la cocina era moderna, pero apenas había comida en ella en la sala de música había un piano de media cola magnífico aunque ningún asiento en el que sentarse para tocarlo. Algunas habitaciones, decoradas de manera informal tenían un aspecto acogedor otras por el contrario, tenían el aspecto de que nadie había puesto nunca los pies en ellas. La biblioteca era inmensa. Tenía montones de estanterías con libros a lo largo de las paredes. Sin embargo, en el lomo de los
libros no figuraba título alguno por lo que me dispuse a coger uno al azar. Todas las páginas estaban en blanco debe de ser una broma me dije a mi mismo.
Eché un vistazo al magnífico reloj de pared situad específicamente cerca de allí. La manecilla grande marcaba las nueve mientras que la pequeña se situaba en el seis. Debe estar amaneciendo pensé pero no se veía luz fuera de la casa. Parece que aquel reloj de pared necesitaba que alguien le diese cuerda.
Una gata negra se precipitó sobre mi pierna y comenzó a restregarse. Me golpeó suavemente con su cabeza, dejando su olor impregnado en mi ropa. La cogí en mis brazos y examiné la placa que tenía en su collar «Whisper» Tenía un pelo lacio y brillante, muy cuidado debía de ser la mascota de un amante de los animales. Le rasqué alrededor de las orejas y como respuesta la gata ronroneó emitiendo un cariñoso maullido de felicidad. Parecía que le gustaba. Quizá ya nos conocíamos. Whisper comenzó a sentirse hambrienta y no precisamente de afecto así que me la llevé a la cocina. Me puse a buscar comida para gatos pero no encontré nada con que alimentarla. Descubrí una botella de nata a Whisper pareció no importarle demasiado lo único que quería era comer algo.

En el exterior.

La lluvia había cesado, aunque aún se percibía el olor a tierra mojada. Me inspiré y me recreé en ello durante un rato. Después me puse a caminar y recorrí el perímetro de la casa poco que resaltar. No había generadores de la luz, cables eléctricos o paneles solares ni siquiera una turbina de viento. ¿De dónde

Alvaro Ramirez dijo...

procedía la electricidad? Comencé a fumar mientras pensaba y tomaba el sol de los primeros rayos del día. En eso otro extraño e insignificante dilema: no había teléfonos, telégrafos, módems, tampoco había televisión, radios. No había ni siquiera un maldito buzón fuera, delante de la casa. Estaba sumido en el más completo aislamiento. ¿Por qué querría alguien...? No, no estaba completamente aislado, me corregí a mí mismo, no con aquellas luces parpadeantes y voces tenues y Dios sabe cuántas cosas más. Inspeccioné el lugar, era lo mejor que podía hacer. Eché un último vistazo a aquella mansión para comprobar si había pasado por alto algún detalle importante una comprobación estúpida Inútil, Incluso me asomé al interior de la chimenea. Hola, Santa Claus ¿estás ahí? en cualquier caso, las navidades llegaron antes para Whisper. Le dejé la nata que había sobrado y una ventana abierta. No sabía cuándo regresaría pero al menos Whisper podría cazar grillos.
Armado con un cuchillo de cocina, mi encendedor, cigarrillos y una brújula un tanto antigua que había encontrado en el sótano partí en búsqueda de una explicación. Hacia el norte decidí. Las explicaciones se encuentran al norte. Mariposas en el aire un bonito día, a pesar de todo. Atravesé numerosos campos de trigo, cebada, maíz, fruta y calabazas. Había montones de calabaza pero nadie cosechando. Los granjeros estaban tan ausentes como el reflejo de mi cuerpo. Intenté que este tipo de pensamiento no me causara demasiado malestar. Me vino a la mente una melodía y comencé a silbar, se trataba de una musiquita ¿La estaba recordando o me la estaba inventando sobre la marcha? Una sombra hizo que mi mirada se dirigiera hacia el cielo, pero no vi ningún cuervo. Graznidos de nuevo, insistentemente y cada vez más alto, despues un ave surgió de entre los árboles. Se trataba de un pájaro con plumas oscuras en la cola y ojos de un color rojo tan intenso como el de los rubíes. Comenzó a mover sus alas frágiles en el aire y a dirigir sus graznidos hacia mí y a la vez que mostraba su lengua. Al final de una cuesta me encontré con un grupo de cuervos llorones y al parpadear no había absolutamente nada. Estupendo pensé mi mano temerosa trató de golpear algo, pero la venda que la rodeaba consiguió disuadirla ya no me dolía, me deshice de aquel vendaje sin apenas prestar atención a lo que estaba haciendo, solo en mis pensamientos. Mis nudillos estaban completamente curados. Un trabajo increíblemente rápido, la falta de persistencia de la memoria en mi cerebro la suplía con una increíble capacidad de regeneración celular, mis ojos miraron la brújula y continué con mi caminata pronto, demasiado pronto me topé con un terreno donde se localizaba una elegante iglesia. Era de esperar que hubiese un

Alvaro Ramirez dijo...

cementerio cerca del templo, pero no se trataba precisamente de una iglesia, cuanto más me acercaba más comenzaba a parecerse a... una catedral me resultaba familiar demasiado familiar. La brújula continuaba señalando el norte y no tenía por qué ir a comprobar si la ventana que dejé abierta para Whisper estaba todavía abierta, pero lo cierto es que lo hice llámese shock, llámese negación, simplemente quería asegurarme de que lo había hecho. Una vez comprobé que se encontraba tal y como la había dejado, no tenía que darme prisa en subir corriendo las escaleras y comprobar que los fragmentos de cristal seguían todavía en el fondo del lavabo pero lo hice, lo comprobé. De alguna manera inesperada, había decidido volver a aquella mansión, pensé: Soy Alicia en el espejo? me arrodillé y comencé a soltar todo tipo de maldiciones, me parecía todo tan jodidamente injusto... Quería gritar, quería acurrucarme como si aún fuera un feto, quería matar a quienquiera que me hubiese hecho todo esto estaba desesperado quería recuperar mi memoria. Y entonces me di cuenta, un glorioso momento de claridad arrolladora se desbordo por mi mente no se trataba de un recuerdo precisamente, sino más bien de un sentimiento, una corazonada tan instintiva y tan poderosa que no hubiera podido detenerla, incluso si me lo hubiese propuesto con absoluta determinación, se trataba de lo siguiente: Algo terrible iba a suceder pronto, algo indecible algo que haría que todos mis problemas pareciesen triviales. Si no me daba prisa por averiguar quién era yo y qué me había sucedido, nada importaría ya porque todo esto habría llegado a su fin. «Esto» no se estaba refiriendo a mí, pero sabía que se trataba de algo inmenso y sabía que fin significaba que los ángeles llorarían así lo sentía en mi interior. Conocía todo lo que iba a pasar mucho mejor de lo que me conozco a mí mismo. Incluso sabía algo más este pensamiento surgió en mi mente y mi vida corría grave peligro.
La descarga eléctrica, aquella parálisis tan atroz alguien había intentado asesinarme la sensación de haber comprendido todo lo ocurrido rondaba en mi mente —aunque se situaba fuera de mi alcance— impulsándome a aceptar la situación, sí alguien me quería muerto. Mataste a Lázaro se trata de ser justos. Negué con mi cabeza ante tal afirmación esto era mucho más grande que Lázaro; él solo era parte de ello... nunca lo averiguarás a tiempo —Sí lo haré —prometí, pero ni yo mismo podía estar seguro de tal afirmación. Estaba oscureciendo rápido, más rápido de lo habitual, aunque no me importó, había llegado el momento de volar.
La aguja de la brújula giraba a medida que me desplazaba por aquel lugar había estado en el Norte y aparentemente también en el

Alvaro Ramirez dijo...

Sur el Oeste se localizaba en el lugar del que huí la noche anterior, así que solo me quedaba el Este ¿por qué no? A poca distancia de la casa encontré un oso de peluche clavado en un árbol creo que era mío. Cuanto menos comente sobre esto, mucho mejor. Anduve poco más de tres kilómetros hasta que sucedió, un olor casi imperceptible. El viento arrastró aquel olor consigo, pero cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde. Surgieron de entre la oscuridad y me agarraron por los brazos rápidamente todo estaba oscuro no podía ver nada. El cuchillo cayó al suelo. Traté de liberarme pero cualquier esfuerzo resultaba inútil. Debían de haber empleado algún tipo de toxina o veneno sobre la piel que hizo que esta comenzara a entumecérseme rápidamente al tiempo que me levantaban del suelo, provocando una enorme ráfaga de viento había dos personas una a cada lado que no tenían dificultad alguna a la hora de dirigir mi peso tenían alas enormes sentí como si una especie de serpiente se enrollara en mis tobillos. La sangre corría aceleradamente por mis venas estaba temblando, sentía el pulso en los oídos. Había luna llena y un diminuto rayo de luz se asomó entre las nubes, estiré el cuello con el propósito de ver las caras de mis captores no vi nada. No tenían rostro. Grité hasta que mi garganta quedó tan adolorida como si hubiese hecho gárgaras con ácido. Pero cuando mi delirio estaba alcanzando un nivel mayor, se me ocurrió pronunciar dos palabras fabulosas: ¡déjenme irme! Y me obedecieron... me caí juro que me caí. Me golpeé con algo suave y corpulento reboté y caí en un oscuro terreno pantanoso. Escupí el agua que estuve a punto de tragar y di un trasteo cuando intentaba mantener el equilibrio tenía que salir de allí antes de que aquellos demonios...regresaran. me detuve unos instantes con la intención de prepararme para liberar aquel pensamiento una sensación estremecedora comenzó a consumirme, a cambiarme radicalmente, parecía como si todo lo que tenía dentro quisiera llegar al exterior. Aquellos seres con alas tenían un nombre: licantropos. ¿Cómo lo sabía? Nunca hablaban ni reía, acerté a recordar y nunca sonreían porque no tenían rostro tan solo una negrura sugestiva en el lugar donde se supone debería estar su cara... Lo único que hacían era agarrar algo con fuerza y volar y hacer cosquillas por cierto. Esa era la forma que tenían de comportarse los licántropos. ¿Se trataba de una estrofa de un poema? Más bien podría ser parte de un libro, de una historia de hadas macabra, lo que significaba que un libro de historias sobre monstruos me había abordado. Mi cerebro intentó deshacerse de este pensamiento y de alejarlo de los límites de cualquier posibilidad, pero se dio cuenta de que estaba nadando a contracorriente. Porque aquellos eran mis monstruos no eso no es

Alvaro Ramirez dijo...

del todo cierto. Los licantropos eran criaturas ideadas por Satán. Seguía estando bastante aturdido y confuso.
La supervivencia era lo primordial ahora aquellos seres espantosos estaban todavía ahí fuera y el hecho de que conociera su origen no significaba que no fueran a hacerme trizas o que no fueran a conducirme hacia un destino espeluznante y horroroso. Eché un vistazo alrededor había poca visibilidad, los gases del pantano ascendían hacia la atmósfera formando una neblina que se asemejaban a las densas humaredas procedentes de las chimeneas de las fábricas. Una niebla blanca y espesa contribuyó a hacer invisible buena parte de aquellas tierras pantanosas. Tenía el convencimiento de que me encontraba perdido en un laberinto. Me adentré hacia una de las neblinas, pero salí rebotado. Aquel tejido nebuloso parecía estar compuesto por gases, aunque tenía apariencia sólida se podía apretar con los dedos estaba gelatinoso y suave al tacto. Sentí cómo me rodeaba con delicadeza, una caricia esponjosa...
Estremecido por el miedo, me sostuve sobre aquel laberinto neblinoso. Mis botas se enfangaron hasta las rodillas, tenía que asegurarme de dónde estaba el centro quería salir de allí lo mas pronto posible. Fui a parar a una de las orillas donde la neblina dejaba entrever una cuesta que conducía hasta una pequeña colina. Un búho gritó desde su posición privilegiada en lo alto de un pino interpreté aquel hecho como la excusa perfecta para salir de aquella zona inundada de fango asqueroso, al salir la tierra seca resultaba tranquilizadora para mis pies un paso más calma. Comencé a andar despacio y con las manos a la vista no quería que hubiese ningún malentendido. Y cuando di el tercer paso, la vi... abandonó la formación terrible que tenia. Distinguí una silueta negra con ojos color almendra y pelo largo color rojizo recogido en una coleta. Era humana de complexión fuerte y me resultaba un tanto familiar, por no mencionar lo bonita que era.
—Bien hallado —sonrió—. Hemos estado buscándote.
—Aquí estoy.
— ¿Estás herido?
Fruncí el ceño.
— ¿Estoy a punto de serlo?
Dejó de sonreír. La confusión se hiso evidente en su mirada.
—Espero de veras que no —dijo
No podía recordar su nombre traté de adivinarlo
—Roxana
La expresión de su rostro lo decía todo me había equivocado.
Pero a mí seguía pareciéndome que le quedaba el nombre de

Alvaro Ramirez dijo...

Roxana, me estaba acercando.
—Yo no... —acertó a decir ella, pero me apresuré a interrumpirla:
—Escarlet —Había captado su atención.
— ¿Sí?
Nos separaban apenas cinco pasos, me incliné hacia delante.
Podía ver mi reflejo en su mirada.
— ¡No te muevas! —grité
Se quedó paralizada y probablemente pensó que debía estar loco pero no le di la más mínima importancia. Estaba demasiado atontado mirándome a mí mismo reflejado allí, en su mirada tan impactante y hermosa. Vi a un hombre joven con un color de pelo cobre y ojos rasgados que arrojaban una expresión de angustia y desesperación.


—Dime quién soy.
—Hallowen —afirmó ella.
Había estado tratando de olvidarme de aquella palabra, pero cuando la escuché de nuevo noté una sensación de alivio. Así que deduje que yo era el dueño de la mansión era Hallowen demonios, pensé. Las palabras no importan una margarita seguirá siendo una margarita con cualquier otro nombre.
— ¿Y quién soy yo entonces?
—Tú eres mi Señor Hallowen, Príncipe de los Pantanos, Rey de Cracobia.
En ese momento solo contuve las ganas de reír, a pesar del miedo tan terrorífico que se había apoderado de mí hacía unos instantes. No me sonaba mal todo aquello que me decía Escarlet, aparentemente no era un tipo cualquiera. Obviamente nadie podía tomarse en serio lo de aquellos títulos, pero de repente recordé que todos ellos escondían una lógica en mi árbol genealógico había sangre azul, por lo que debía de ser alguien especial (Una imagen fugaz surgió en mi mente: niños de un colegio de primaria en una clase, todos ellos gritando a la vez: ¡Soy especial! ¡Mi vida tiene un propósito! — ¿Y qué hay de mis enemigos?
—Ninguno al que no puedas vencer.
Ah, pero existen están aquí fuera en alguna parte.
—Dime sus nombres —le ordené, tratando de utilizarla para mis propios intereses.
—La reina Violeta, Sarpener, Judacemon.
Aquellos nombres no significaban nada para mí, aparte de sonar absolutamente raros decepcionante, pensé que al menos conseguiría recordar a mis enemigos. Escarlet interpretó de manera

Alvaro Ramirez dijo...

errónea el significado de mi ceño fruncido cuando respondió ya que pensó que estaba enfadado con ella.
—Hay otros —añadió.
— ¿Y mis amigos?
—Los tienes delante de ti.
Moví la cabeza y di unos golpecitos a mi último cigarrillo y agite el cuchillo. Los ojos de Escarlet se engarruñaron.
— ¿Por qué me estás poniendo a prueba?
—Por precaución.
Se quedó mirándome fijamente con aquellos ojos con forma de almendra tan bonitos, sabía que podría herirla, así que intensifiqué la mentira
—Precaución contra impostores. No tenía intención de desconcertarte, pero ayer descubrí a una impostora que se parecía exactamente a ti en los ojos, el pelo, la cara... Te pareces tanto que podría tratarse de tu hermana gemela. Me dijo que se llamaba Loren y me asusta el hecho de pensar que quiera acabar con nosotros.
— ¡Pero eso es horrible! —exclamó, y por un segundo pensé que me iba a dejar solo en mi decepción de no saber nada sobre ella, pero no siguió hablando y dijo:
— ¿Quién ha podido enviar a esa chica?
No contesté me sentí como un actor en una obra de teatro, pura diversión y fantasía, pero mis instintos se mostraban todavía firmes en hacerme ver que el peligro era real.
—La mataré si la veo —prometió. Se trataba de una afirmación dura y valiente que sirvió para darme cuenta del hecho de que siempre me defendería a capa y espada sin importar lo que se presentara.
El cielo me había guiñado un ojo me consideraba afortunado por tenerla a mi lado.
— ¿Ha ocurrido algo durante mi ausencia? —pregunté.
Hizo un gesto vago.
—Nada que deba inquietarte. Estaba empezando a preocuparme porque no sabía dónde localizarte envié a Forges y duendes a la mansión, pero no te encontraron, así que decidí enviar a unos Licántropos. Me pregunté cuáles eran los que me habían levantado con el propósito de enseñarme a volar.
—Lamento haberte preocupado —dije.
—Fue culpa mía. No debí ser tan asustona—me contestó.
No conseguí comprender el tono de aquella afirmación una luz intermitente iluminó aquel lugar. Cometí el error de mirarla fijamente cuando aquellos círculos negros cegadores se fueron suavizando

Alvaro Ramirez dijo...

conseguí distinguir una luz morada-rosa morada- rosa-morada-rosa, Escarlet se puso tensa.
— ¡La Reina Violeta! —bramó.
Puesto que no conseguí ver nada, excepto aquel duende brillante, estaba seguro de que las palabras de Escarlet querían decir que aquel duende era una especie de extensión de este enemigo mío la Reina Violeta.
— ¿Es posible que quiera hablar?
Escarlet me sonrió ante tal pregunta.
— ¿Vas a contestar? —preguntó.
—Claro que sí —exclamé, mostrándome muy seguro de mi afirmación
No sabía cómo se las ingeniaban los Licántropos para oírme sobre todo teniendo en cuenta que no tenían orejas. Pero el caso era que emitían unos leves sonidos, parecidos a susurros que se asían presentes a cada momento. Escarlet coordinaba todos sus movimientos haciendo una serie de indicaciones con sus manos y tronando sus dedos, era extrañamente formidable observarla como hacia tantas cosas a las ves.
—Preparados —dijo, dirigiéndose a las tropas una vez que estas se colocaron en formación.
Estaba seguro de que había alguna manera de que aquel duende brillante dejase de existir, hice todo lo posible por averiguar el modo de conseguirlo. Intercambié una mirada con Escarlet y arrojé mi bola naranja-negra hacia la morada-rosa de la Reina Violeta, sonaban como granos de palomitas estallando dentro del oído. Me estremecí a medida que mi mundo comenzaba a distorsionarse y al borde de la locura, mientras se retorcía y se desmoronaba como queriendo extenderse hasta el infinito. La sensación de vértigo me sobrepaso por un momento y pensé que iba a perder el conocimiento pero el mundo comenzó a recobrar su estado natural igual de rápido que si se hubiera precipitado hacia la locura. Me di cuenta de que estaba en el mismo lugar en el que me había quedado..., excepto que ahora se trataba de un lugar diferente. Estaba en la ladera seguro y el pantano continuaba allí. Y también los licántropos y Escarlet. Pero había montañas en lugares donde no debería estar antes todo estaba teñido de violeta y brillaban nada más y nada menos que tres lunas en el cielo.
Los Forges se acercaban para matar una vez más, los nombres de aquellas criaturas vinieron a mi mente de manera espontánea imprecisas con idénticas caras doradas y tintes brillantes fluorescentes todas ellas encerradas en una misma sonrisa lunática perpetua. Eran clones imposible diferenciarlos, excepto por aquellos

Alvaro Ramirez dijo...

trajes antiguos de colores chillones rojos brillantes, amarillos, verdes y azules, todos distorsionados por aquella extraña luz morada. Sus garras sujetaban armas militares, garras revestidas de cuero todo era tan raro en ese momento. En alguna parten no se sabe dónde resonó la voz aguda de una mujer enseguida me di cuenta de que se trataba de la voz de la Reina Violeta.
— ¡Adelante, adelante, adelante, adelante, adelante! —gritó.
Los Forges comenzaron a atacarme las balas se dirigían rápidas y firmes hacia mi, aquella descarga era ensordecedora, me dejé caer y me dirigí al pantano Los Forges bajaron en picado desde el cielo y se llevaron a aquellos Silacopos solitarios consigo pero de forma inesperada, estos sacaron todas las armas que tenían en su poder y comenzaron a disparar con sus pistolas automáticas, ninguna de mis criaturas podría haber aguantado un cargador entero de un arma cuyo cilindro posee cien orificios para almacenar balas. Escarlet agarró con fuerza a uno de aquellos Silacopos y le arrancó la cabeza despues dio una patada mandándolo tan lejos como pudo. No sabría decir de dónde provenía toda la fuerza que estaba empleando pero era digna de contemplarse era toda una guerrera, alargó un brazo, luego el otro y partió el cuarto por la mitad. No hay quien se le parezca. Después, uno de los Licantropos la ataco por la espalda con una larga y afilada espalda, el cuerpo de Escarlet manaba sangre corriente de color azul, igual que la mía. El metal le atravesó los pulmones haciendo que desfalleciera, pude escuchar mis propios gritos, mientras que la Reina Violeta se reía a carcajadas. Salió del laberinto cubierto por la niebla una arpía psicótica con una ballesta sujeta por una de sus manos, parecía una niña malcriada daba pena verla llevaba demasiada sombra de ojos. Después se aproximo a mí y apuntó con su ballesta a mi cabeza y... ¡zas! el primer ataque consiguió arrancarme la oreja. Noté una expresión de preocupación en sus ojos aunque no de miedo ¿Acaso no estaba asustada? decidí arrancarle cada uno de sus miembros pero no pude hacerlo. Algo explotó y mis rodillas desistieron alguien me había disparado a la cabeza.
Había ido a parar al pantano estaba flotando de espaldas Violeta apuntó y se rió en eso comencé a sentir un dolor espantoso en mi sien izquierda; estaba sangrando, pero no estaba muerto.
— ¡Delicioso! —exclamó la Reina Violeta
Los Silacopos me ignoraron, gracias a Dios aunque me sentía demasiado herido y mareado como para intentar hacer algo, excepto permanecer allí sangrando, con frío, mojado, imaginándome diminuto e insignificante parpadeando hacia aquel cielo engalanado con aquellas tres lunas. Podía ver a los duendes

Alvaro Ramirez dijo...

unos metros por encima de mi cabeza, tan extraños e irreales. Mis ojos se cerraron cosa que yo quería, lo necesitaba. Aquel ser maníaco con vestimentas de color morado comenzó a gritar:
— ¡Ganando! ¡Estoy ganando! —Pude oír cómo se dirigía a mí atravesando el pantano con sus suaves pisadas.
Abrí los ojos y el duende se dirigió rápidamente hacia las yemas de mis dedos y todo comenzó a hacerse más grande y a romperse... Un desgarro brutal de la tierra y el cielo y el universo de Violeta fue arrancado del mío. Ya no había más montañas majestuosas de color morado todo volvía a ser como era antes. Volví por fin estaba de vuelta, me dije. Me di cuenta de que seguía en el pantano y que de mi cabeza brotaba sangre era una herida superficial, la bala debió salir rebotada del hueso por ello estoy herido. Abajo, en una de las orillas del pantano, el ángel guardián que velaba por mi afortunada vida no había extendido su protección a mis seguidores. Me deshice de mi sensación de mareo, me puse de pie y me arrodillé con la intención de localizar el pulso pero no pude escuchar nada. Escarlet yacía boca abajo sobre la colina el arma de alguno de esos Licantropos le había dejado todo el cuerpo deformado. Aquellos seres se habían marchado, la Reina Violeta se había marchado, pero la destrucción que dejaron tras de sí fue suficiente para hacer que me sintiera enfermo. Escarlet había muerto de forma heroica, sí pero ¿para qué? la guerra no tenía sentido, las reglas de este lugar no tienen sentido. Miré fijamente su cadáver me sentí viejo un anciano mis manos temblaban como si padeciese algún tipo de parálisis le di la vuelta con cuidado hasta que coloqué su espalda sobre el suelo. Sus ojos ya estaban cerrados pensé en enterrarla pero en realidad no lo hice, pero si pensé en ello.
En lugar de eso, permanecí mirando fijamente a la única persona que habría podido ayudarme a encontrar el sentido de todo esto el hecho de haber contestado a la llamada de la Reina Violeta me había hecho sentir tan bien... ¿o no? Me sentía tan poderoso...era como si poseyera un poder sobrenatural que no lograba comprender y que me hacia sentirme de esa manera tan extraña pero tan excitante al mismo tiempo. El hecho de usarlo aunque tan solo consiguiera ver una mínima expresión, me dejaba una huella como la de una cicatriz. El Mago del tarot todavía pendía de mi cuello y me pregunté qué podía significar magia negra? Secretos?
Sentado al lado de Escarlet decidí incorporarme y limpiar la sangre que escurría de mi frente. Mis tropas me habían rodeado quedaba una docena de ellos y la mayoría sangraba por los orificios producidos por las balas de nuestros adversarios.
— ¿Puedes entender lo que digo? —pregunté al más cercano.

Alvaro Ramirez dijo...

No hubo respuesta alguna, salvo un ligero movimiento de cabeza.
Extendí mis brazos (posición de crucifixión)
—Llévenme a casa.
Uno me agarro del brazo izquierdo, mientras que otro se encargo del derecho y les dije volamos. ¿Qué menos podría esperar? Me dejaron junto al candado de la puerta antes de desaparecer en la oscuridad. Entré y nada más al cruzar la puerta me topé con una serie de palabras pendiendo en el aire ardiendo como el fuego del infierno ¿Te parece mejor este momento? vacilé por un instante. «Sí», dije. Las palabras se mantuvieron en el aire un segundo más y se transformaron haciendo surgir un nuevo mensaje ¿Puedo hablar contigo?
—Ve al grano.
—Si todavía quieres disfrutar de tu intimidad, puedo regresar más tarde
—respondieron las letras, esta vez no de forma visual, sino oral. Se trataba de una voz suave e insulsa.
—No. Así está bien.
—El diagnóstico de Pace revela solo daño periférico, pero dadas las circunstancias psicológicas tan desagradables en las que te has visto expuesto, estaba realmente preocupada por tu bienestar.
— ¿A qué circunstancias psicológicas te refieres? —pregunté.
—Aquella descarga eléctrica me sacó de la realidad durante más de treinta horas. Imagino que la detención que se produjo poco después fue realmente angustiosa.
¿Descarga eléctrica? Quité parte de la sangre que impregnaba mi pelo y me encogí de hombros en forma fetal de tan herido que me sentia.
—Hallowen, te pido disculpas por haberte puesto nervioso antes. No tenía ni idea de que mi vocalización fuese tan irregular. Pasonck se ha ocupado ya de subsanar este problema.
—Me alegra saberlo —contesté.
«Hallowen.» Aquel nombre no acababa de gustarme. En las profundidades más recónditas de mi cerebro, en la parte remota de mi pasado, parecía como si estuviera fingiendo, como si hubiese adoptado un personaje.
—Naturalmente, las preferencias a la hora de vocalizar eran redefinidas por la descarga eléctrica —dijo ella.
—Naturalmente.
— ¿Te importaría decirme cuáles son tus preferencias?
—Desde luego que lo haré —espeté a aquella voz incorpórea a medida que subía las escaleras con la intención de dirigirme a mi habitación

Alvaro Ramirez dijo...

— Por favor, ocúpate de que vuelva a ser como quiera que fuese al principio. La siguiente voz que escuché me resultó familiar.
— ¿Te resulta más agradable así?
Un tono aristocrático británica, mujer, refinada y elegante. Con unos cuantos recuerdos valiosos aparecen sigilosos por la puerta.
—Mucho mejor, Nancy —contesté—. Me alegra saber que has regresado. Tengo muchas cosas que contarte, esta droga es eficiente en altas cantidades te gustara probarla…
Ahora tráeme a cuatro niños dos niñas y dos niños que sea totalmente sanos que no tengan ningún mal para probarla con ellos a ver que efectos destructores tiene sobre ellos, pero antes necesito que me acompañes a ver como esta los otros que están en el sótano, quiero ver si ya murieron…………..

Fin del primer capitulo.