lunes, 18 de mayo de 2009

IVETTE ALEJANDRA GARCÍA

5 comentarios:

ale dijo...

EL DIARIO DE MIS OJOS.

Se dice que seria controversial el hecho de que las paredes pudieran escuchar y hablar, en lo personal, creo que es tonto imaginar que pasaría si los muebles se “enteraran”,siendo que hay personas, como yo, que sin ser un mueble o una pared sabemos cosas que nunca preguntamos y tal vez seria mejor no saber.

Una joven sumisa, recatada, respetuosa, pero al mismo tiempo soñadora, ingenua, siempre atenta a las ordenes, cumplida, sencilla…Esa, era yo, y no es que así lo deseara, pero uno no decide cuando o donde nacer y lo que desea ser; igualmente creo que ella no fue quien pidió ser esa joven educada, correcta, complaciente, simpática, prudente, tan limpia, siempre hermosa, esa mujer “toda perfección”, llamada por todos:”duquesa”.
Cualquiera pensaría que es hermosa y perfecta la vida rodeada de lujos pero, no en esta historia…
En el palacio, justo después de su boda con el duque de Kenut, fue cuando conocí a la duquesa, esa era su primera noche que pasaría ahí y fui yo quien la ayudo a despojarse de su vestuario para estar más cómoda.
No lucia muy feliz de estar ahí, algo nerviosa y tensa pero siempre con esa sonrisa inocente.
Yo…quede fascinada al desempacar su equipaje, pues encontré los mas bellos vestidos que había visto” presentes del duque”-comento ella- eran espectaculares vestidos, pelucas, sombreros tocados; realizados con la mas maravillosas telas, exquisitos encajes y exóticas plumas.

Esa noche cenaron en la habitación principal justo como lo ordeno el duque.
A la mañana siguiente tendrían una visita de “negocios” del conde de Vocento; así que preparamos la cena (pato a la naranja), después ayude a la duquesa a vestirse. A pesar de que lucia hermosa e impecable, siempre pensé que eran atuendos complicados de llevar
Su bloomer, el cartón de pecho que daba esa tiesura al busto que todas deseaban, el verdugado; para dar esa hermosa forma acampanada al faldón, crinolina ,corsé; y este ultimo debo decir que siempre creí que por su pequeña cintura, no necesitaba, su fondo, medias, mayas, unas pequeñas pero bellas botas de agujetas y por fin su vestido.
Ese día lucio uno rosa…hermoso, debo admitir.

Ya en el desayuno con el conde, mientras yo servia los platos, note que la duquesa a pesar de ser una hermosa dama, también era inteligente y audaz, pues tomaba parte en la conversación entre el duque y el conde de vocento

ale dijo...

Ese día pensé que seria una relación bonita la de la pareja entre el duque y la duquesa, pues al parecer dos personas inteligentes sabrían entenderse y por ende llevarse bien.
Durante el mes siguiente no dude de estar en lo correcto con mi suposición.
Todo marchaba bien. Pues, parecía normal, como siempre, el palacio se sentía, quieto, frío, serio…

Durante ere tiempo las otras mucamas y yo cumplíamos con las labores típicas, el aseo del palacio, un par de veces cambiamos las cortinas a los ventanales, hacíamos el jardín, etc.

El duque siempre había sido un noble rico, déspota y egoísta; aunque fue tiempo después que descubrí lo cruel y machista que el podría ser.

Era una mañana de invierno, yo aseaba la alcoba principal mientras la duquesa retocaba su peinado, cuando el duque de kenut entro enfurecido a la habitación y le grito a Sarah(que era como él llamaba a la duquesa)que necesitaba lo mas pronto un heredero varón, pues, su amigo el conde de Silum,ya tenia tres varones a los cuales presumir a la sociedad ,al igual que el conde de Vocento, con un heredero al que alistaba para en un futuro ocupar su lugar; y él siendo EL DUQUE DE KENUT aun no tenia un heredero.
Ella nerviosa le comento que era cuestión de tiempo para quedar en cinta, pero él, lleno de frustración le dijo que no estaba dispuesto a esperar, y que él era lo suficiente varón como para engendrar un heredero en ese preciso momento.
Yo no sabia que hacer, quede congelada ahí; La insulto de una manera horrible y forzándola a desvestirse, me grito que saliera de la habitación. Yo estaba impactada por lo sucedido, pero preocupada por la duquesa.
Después de algunas horas el duque salio del palacio, y tras secarse las lagrimas Sarah, salio al jardín a tomar una taza de te.
Aunque, esa horrible situación junto con discusiones similares, volvieron a suceder tiempo después.

Dos años pasaron y la duquesa no lograba quedar embarazada, el duque, furioso cada vez mas por tal situación prohibió a Sarah salir del palacio; durante estos años varios médicos visitaban a la duquesa en el palacio, sacerdotes, brujos, pero nada ayudaba a lograr un embarazo.

Así pasaron un año mas, incluso el cumpleaños numero 20 de Sarah, ella lo paso en su alcoba, rodeada de médicos, tès, medicamentos, lavados íntimos, etc.

ale dijo...

Durante ese tiempo el duque no dirigía palabra alguna a ella, aunque, en fiestas y reuniones explicaba la ausencia de la duquesa argumentando, que debido a problemas de salud ella no asistía pero que todo estaba bien.
Dormían en habitaciones separadas, aunque en algunas noches el duque la visitaba por algún par de horas.
Me parecía una situación muy triste porque no siendo suficientes las groserías y desplantes del duque, Sarah todavía tenía que lidiar con dolorosos tratamientos para concebir un niño, y claro las murmuraciones de la sociedad y demás.

Una noche la duquesa se dirigía a la habitación del duque, y al yo percatarme de eso, quise persuadirla de ir allá (pues yo sabia lo que encontraría si llegaba a donde el duque), pretextándole que debía descansar por que era tarde y ella aun estaba débil, pero ella me dijo que extrañaba muchísimo a su madre y quería pedirle al duque la dejara ir a visitarla un par de días. Caminó hasta la habitación y al abrir la puerta se encontró con que, el duque estaba acompañado de tres jovenzuelas del pueblo en poca ropa debo decir, y ebrios, disfrutaban un par de botellas de licor. La duquesa rompió en llanto y le grito al duque que a pesar de someterse a tantos tratamientos para poder darle el hijo varón que tanto deseaba y el no valoraba eso y pasaba las noches con otras mujeres.
Pero como siempre, el duque no dio la menor importancia a las palabras y el llanto de Sarah.
Yo, me sentí frustrada y muy impotente ante ese suceso como me había sentido en varias ocasiones antes.
Se que nunca fui la amiga confidente e intima de Sarah, pero lo que yo sentía , no era por tratarse de ella sino que, ninguna mujer merece ser tratada con tal crueldad, las mujeres son, pasión , ternura, son valientes, son VIDA.

Recuerdo aun la cena y el festejo que se celebro por el cumpleaños del duque de Kenut.
Por la tarde la cocina ¡era un caos!...preparamos los mas exquisitos platillos y el vino de la mejor cosecha.
La duquesa, esa noche lucia esplendida. No quiero alardear pero fui yo quien se encargo de arreglar su cabello y vestuario.
El duque y la duquesa lucían tan felices, como toda pareja de enamorados, brindaron, cenaron, toda la noche bailaron, pero para mi era claro que todo era actuación, todo falsedad, por que solo yo sabia que “la gran pareja que todos veían” era solo para la sociedad.

Entre los músicos estaba Dwein, el violinista, me comento que había quedado cautivado con la belleza de la Sarah (la duquesa) y a pesar de que

ale dijo...

le advertí que no era buena idea fijarse en alguien tan importante siendo solo un violinista, Dwein no me escucho, y con miradas seductoras no dejo de seguir sus pasos.
Note que discreta pero a la vez coqueta, la duquesa respondía al juego de miradas con Dwein.
Yo creo que no era para menos la respuesta de Sarah, ya que aquel violinista era un joven bien parecido; un par de ojos verdes que pondrían de rodillas a cualquiera, cabello castaño oscuro, complexión delgada pero con brazos fuerte, y que decir de los hoyuelos en sus mejillas al sonreír.
Era, tan opuesto al duque. Y esque el duque era…Blanco como la leche, con el cabello y ojos tan negros como la noche, frío y serio, además de que él casi le doblaba la edad a Sarah.
En fin, la fiesta termino y los invitados tan importantes que visitaron el palacio esa noche, se retiraron uno a uno.

En los días siguientes, el duque dejo el palacio por un par de días, para visitar el campo y estar al tanto de las cosechas.
Esos días Dwein visito el palacio, y, si solapar el engaño, para lograr un amor verdadero, es pecado entonces soy pecadora y no me arrepiento, pues no podía sentirme indiferente a la sonrisa de la duquesa, sonrisa que hacia años no veía,¿Cómo sentir indiferencia?, ante una verdadera pasión, dicha , felicidad y amor.
El duque volvió, pero como ese año se habían complicado las cosechas y cultivos era cada vez más notoria la ausencia del duque en el palacio y más frecuentes las visitas de Dwein.
Por fin la duquesa estaba recuperando la felicidad que por tantos años se le había negado. Muchas personas podrán decir que lograba la felicidad de una manera incorrecta, pero yo solo pensaba:”es lo justo”.

Ella cambio mucho gracias al amor de Dwein, incluso con el mismo duque era tolerante, sonriente, paciente, hasta algo tierna.
Supongo que incluso él duque noto la diferencia.
A decir verdad supongo que el duque sospechaba de aquel romance entre su mujer y el violinista, pero incluso para él había cambiado para bien la convivencia, con Sarah feliz, y afín de cuentas seguía a su lado. Es por eso que quizás, solo quizás no le reclamo nada ni tomo represarías contra Dwein.
No fue sino hasta que meses después un periódico publicara en primera plana el supuesto “romance de la duquesa de Kenut con uno de los músicos del palacio”.

ale dijo...

Obviamente el duque enfurecido quiso tomar cartas en el asunto y mando matar a Dweint.

Hay quienes dicen que los guardias no lo mataron sino que lo amenazaron y lo echaron de la ciudad.
Yo, no lo se, pues solo soy la servidumbre.

Por mucho tiempo, la duquesa no paro de reprocharle al duque el que la hubiera separado del violinista, y arruinado la pequeña felicidad que había logrado en la vida.

Pasó el tiempo y pareció que la duquesa se hubiera resignado al fin a pasar el resto de su vida junto al duque de Kenut, influenciada claro por los concejos de su madre. Así que de nuevo comenzó a ser esa esposa complaciente y sumisa que tiempo atrás había dejado de ser.

Una noche en la cena Sarah le contó al duque sobre su sospecha de un nuevo embarazo y él no muy expresivo sólo comento:”espero que esta vez no falles y des a luz un varón”.
Me desgarro ver como ella con lágrimas en los ojos sólo ascendió con la cabeza.